
Un altísimo porcentaje de argentinos ingirieron por primera vez bebidas alcohólicas entre los 14 y 15 años.
Las estadísticas profundizan acerca de los comportamientos de un vasto sector de nuestra juventud. Muchos de nuestros jóvenes transponen los límites al consumir alcohol de manera abusiva.
Esto no hace más que confirmar documentalmente un hecho que no escapa a la realidad cotidiana. La relación de los adultos con las bebidas alcohólicas es preocupante y más aún lo es, el incremento que se da en la población juvenil.
La franja más bebedora promedia los 18 años. Ese importante segmento de lo que debiera ser el sector más activo de la sociedad, es, con todo, el más castigado por la incotinencia etílica a punto que muchos jóvenes abandonan trabajos o estudios para dedicarse a la bebida o al consumo de otras sustancias o son expulsados de sus ámbitos de acción por el rechazo generalizado que provoca el alcohólico o el adicto.
Entre los efectos altamente negaticos está la alta tasa de accidentes ocasionados por personas en estado de ebriedad o los hechos de sangre que se registran por idéntico motivo. Con lo cual el problema no solo atenta contra la vida del bebedor sino que también se hace extensivo el riesgo a otras personas
Las autoridades sostienen que es necesario instalar el problema de las “drogas legales” como preocupación social que debe ser considerado desde el ámbito familiar, educativo y oficial