Sabroso como pocos el tomate -fruta y verdura al mismo tiempo, perteneciente a la familia de las solanáceas y originario de sudamerica- ocupa un lugar preponderante en nuestra mesa.
Ya sea sólo, en ensaladas, o relleno, transformado en jugo o acompañando cualquier plato como una
jugosa guarnición, el delicioso fruto es una insustituible fuente devitaminas y minerales.
En los frutos verdes, tallos y hojas, hay presencia de solanina, un alcaloide que absorbe calcio de los huesos, por lo que no se recomienda la ingesta de tomates que estén inmaduros y contenga las semillas, otro
reservorio de la solanina.
La más recomendable de las variedades es la conocida como “perita “por su menor contenido de ácido oxálico y predominio de sales básicas. En cien gramos de tomate podemos hallar, por ejemplo, los siguientes elementos: 92% de agua; 3,5% de hidratos de carbono; 1% de proteínas; 0,40% de ácido cítrico; 0,40% de ácido málico; 0,25% de grasas y 22 calorías. Por otra parte, el tomate contiene vitaminas A, BI, B2, B3, B6, C, E y numerosas sales minerales, como potasio, cloro, fósforo, calcio, azufre, magnesio,
sodio, hierro, cobre, cinc, yodo, cobalto, manganeso, cromo, níquel y flúor.
Asimismo, el tomate posee abundantes propiedades terapéuticas,
ampliamente comprobadas, algunas de las cuales son las que siguen:
depurador de la sangre y alcalinizante; utilizado en ensaladas es efectivo cuando existen carencias de vitamina C o ácido ascórbico; tuberculosis pulmonar; anemia y constipación; es antiinfeccioso y
disolvente del ácido urico; dada su alta concentración en agua es un efectivo diurético, y refrescante y atemperante de procesos febriles, así como remineralizante, energizante, vitaminizante y equilibrante circular.
En términos generales -salvo la oportuna indicación médica, ya que le precioso fruto no es una panacea universal – el jugo de tomates fresco, solo en mezcla con apio o zanahoria – es un excelente depurador en los
casos de acidificación de la sangre y un delicioso complemento en la mesa hogareña.