Salud: Cómo prevenir la Bronquiolitis

El Virus Sincicial Respiratorio (VSR), conocido como el virus de la bronquiolitis, inicia su mayor circulación durante el mes de abril. A los efectos de conocer de esta enfermedad y medidas de prevención, damos algunas sugerencias a tener en cuenta.


En el mes de abril comienza la mayor circulación del Virus Sincicial Respiratorio (VSR), el principal causante de la bronquiolitis. En tal sentido, hay que tener en cuenta las principales medidas de prevención, los grupos de riesgo y los síntomas para identificarla, y poder actuar rápidamente en consecuencia.

En caso de que de ampliar esta información, no dude en consultar al hospital de su barrio, o asistir al Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de la ciudad de Buenos Aires, donde se puede consultar a la Dra. Ángela Gentile, jefa de Epidemiología y ex presidente de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

La bronquiolitis es la causa más importante de infección en el tracto respiratorio inferior en bebés menores de un año en todo el mundo; los niños que sufren bronquiolitis tienen una mayor predisposición a sibilancias recurrentes, anormalidades en la función pulmonar e hiperreactividad de las vías aéreas inferiores.

Hay que tener en cuenta que se puede tener bronquiolitis más de una vez, aunque en general las reinfecciones son menos agresivas.

La época del año más propensa a contaminarse es desde abril hasta septiembre, que son los meses de mayor circulación viral.

Antes de avanzar, es menester conocer ¿qué es el Virus Sincicial Respiratorio (VSR)?.

Es la causa más frecuente de bronquiolitis. Esta enfermedad, que afecta las vías aéreas inferiores o ‘bronquiolos’, ataca en especial a los más pequeños, y es la causa más frecuente de internación en chicos menores de un año.

Los principales síntomas de la bronquiolitis a tener en cuenta, por sobre todo cuanto más pequeño es el niño, es chequear si tiene mucosidad nasal, tos o catarro, su respiración se nota mas rápida (taquipnea) y aumento de tos.

Además, puede presentar respiración ruidosa con silbidos (sibilancias), agitarse fácilmente, hundimiento de las costillas al respirar, dificultad para alimentarse o para conciliar el sueño, piel azulada o muy pálida, fiebre con temperatura mayor a 38°C.

Es fundamental, reducir el riesgo de infecciones respiratorias. Como no existe una vacuna que evite el contagio, y para prevenir cuanto sea posible la trasmisión del virus, los especialistas recomiendan llevar adelante una serie de hábitos que permitirán cuidar al bebé.

Entre los mismos se destacan:

Cumplir el calendario nacional de vacunación y con las vacunas que determine el pediatra, tanto para el bebé como para quienes conviven con él.

Concurrir a los controles rutinarios con el médico.

Evitar la contaminación ambiental con humo (ya sea humo de cigarrillo u otros) y evitar el hacinamiento.

Impulsar y mantener la lactancia materna.

Cuidar la higiene; mantener las manos limpias de quienes están en contacto con el menor y en especial de los hermanos.

Teniendo en cuenta las semanas de circulación viral, iniciar la profilaxis durante el mes de abril, con una aplicación mensual del anticuerpo monoclonal de hasta un máximo de 5 dosis, previa consulta con el pediatra.

Hay casos de niños de alto riesgo, se considera dentro de estos a bebés nacidos prematuramente de bajo peso, o con ciertas afecciones pulmonares producto de haber recibido ventilación mecánica por largo tiempo. También forman parte del grupo considerado más vulnerable los niños con cardiopatías congénitas.

En todos los lactantes pequeños pero en especial en los de alto riesgo, deben efectuarse recomendaciones e prevención de las infecciones respiratorias. Estas incluyen la promoción de la lactancia materna, evitar el humo en la habitación, el lavado de manos sistemático antes de tocar al niño, evitar en lo posible contacto con niños de edad escolar en época invernal, etc.

Esta población tiene un riesgo entre cuatro y cinco veces mayor de hospitalización por infección por VSR respecto de los niños sanos, como también, más riesgo de evolución grave y complicaciones.

En el caso de los niños que forman parte del grupo más vulnerable es importante cumplir con el esquema completo de inmunización pasiva que actúa como un “escudo” para la protección de esta población. En tal sentido, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP)

La inmunización pasiva está incluida en la “Estrategia Integral de Prevención de Infecciones Respiratorias en prematuros de alto riesgo” del Ministerio de Salud de la Nación y en niños con cardiopatías congénitas con inestabilidad hemodinámica significativa, según las recomendaciones consensuadas con las sociedades científicas.

La inmunidad persiste por un período acotado de tiempo, por lo que es fundamental la aplicación mensual de las dosis para mantener los niveles adecuados de anticuerpos durante la época de mayor circulación viral. La inmunización pasiva debe acompañarse además de todas las demás medidas de prevención.