
Con su techo de pizarra negra, escaleras de mármol de Carrara y vitrales traídos de Europa, la casona en la cual habitaron los Belgrano, llamada Palacio Belgrano o Palacio Otamendi, parece estar a punto de colapsar. Lo mismo le sucede, a unos cuantos kilómetros de distancia, a la mansión con aires de villa romana que perteneció al político, periodista, militar y escritor, Lucio V. Mansilla. Frente a esa situación, según informó la Agencia Administradora del Bienes del Estado (AABE), las propiedades serán concesionadas a privados por un lapso de 70 años para que las recuperen y las destinen a actividades comerciales gastronómicas, turísticas o culturales.
A través de una decisión administrativa publicada en el Boletín Oficial, la AABE aplicará por primera vez en la Argentina una herramienta jurídica usada en diversos países del mundo, como Francia, España, Alemania y Japón, entre otros. “Permite conservar dentro del patrimonio del Estado inmuebles que necesitan inversión para asegurar su mantenimiento. Se trata de un derecho real temporal que otorga la facultad de uso, goce y disposición material y jurídica del derecho de plantar, forestar o construir, o sobre lo plantado, forestado o construido en el terreno, el vuelo o el subsuelo”, explicó a la nacion Ramón Lanús, titular de la AABE. El funcionario adelantó que las casonas se licitarán en la plataforma Compr.Ar, el portal de compras y contrataciones del Estado nacional, en fecha a definir. Este sistema, según indican, permitiría garantizar la transparencia y ecuanimidad para los participantes.
En Belgrano, en 2013 el Estado expropió para la conservación la casa donde vivió Mansilla, situada en 3 de Febrero 2371. Sin embargo, el deterioro de este monumento histórico artístico nacional se acrecienta día a día. Allí funcionó la Escuela Normal Nº 10, entre 1914 y 1982. En sus comienzos, fue construida bajo la denominación de Villa La Esperanza y usada como quinta de fin de semana y casa de verano por Mansilla. Se trata de una residencia palaciega de líneas italianizantes, con acceso por dos calles. El predio original dotaba a la construcción de un entorno paisajístico de gran belleza. Es uno de los últimos exponentes que queda en pie de la arquitectura del neoclásico italiano del siglo XIX en el barrio de Belgrano, y probablemente también en la ciudad. Además, algunos arquitectos mencionan la existencia de un túnel propio que uniría la propiedad con el arroyo Vega.