Recorriendo la Estación Belgrano R

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El carácter de la Estación Belgrano R y entorno está dado por la particular inserción de un conjunto de edificios pertenecientes a la estación del ex ferrocarril General Bartolomé Mitre, en un marco verde articulado con una plaza de escala barrial, que conforma una situación espacial de interés público social reconocido.

En noviembre de 1855 el gobierno de la ciudad de Buenos Aires funda el pueblo de Belgrano como un desprendimiento del de Flores, por petición de los vecinos de éste. El nuevo pueblo surgió formalmente por una decisión política de ocupar los terrenos que habían pertenecido a Manuel de Rosas.

En 1870 Belgrano era una zona de tambos y chacras de los suburbios del norte de la ciudad , situado en terrenos altos cuya topografía incluía meseta, barranca, bañado y río. El privilegio de su geografía y la cercanía con el centro de la ciudad hizo que un importante número de familias adineradas instalaran allí sus casas de veraneo. Durante pocos días de junio de 1880 Belgrano fue considerada la capital del país, y en 1887 fue incorporada al ejido urbano de la ciudad de Buenos Aires. En esa década, las compañías de ferrocarriles agregaron nuevos tramos dentro de la ciudad, siguiendo la tendencia predominante de crecimiento hacia el Norte. El trazado de la línea perteneciente al ferrocarril Buenos Aires-Campana, que comenzó a funcionar a mediados de la década (denominado más tarde Ferrocarril Buenos Aires – Rosario), cortó en diagonal los terrenos loteados por la Municipalidad de Belgrano, dando origen al núcleo de Belgrano “R” alrededor de la estación y la plaza Castelli.

Este vecindario, denominado primitivamente Campana, fue ocupado en su mayor parte por funcionarios de los ferrocarriles de origen inglés, a los que luego se sumaron alemanes, franceses y centroeuropeos. Estas referencias culturales imprimieron al barrio características arquitectónicas distintas al resto de Belgrano, ocupadas mayoritariamente por argentinos e italianos. Entre los edificios localizados en el área se destacan los pertenecientes al ferrocarril y la Mansión Hirsch.. En general, sus edificios son nobles, de gran calidad arquitectónica, predominando las viviendas individuales con jardines a la calle. Estos jardines, de escala reducida, guardan proporción con la escala urbana circundante. Íntimos, con una vegetación de árboles, plantas, flores y enredaderas exuberantes, son jardines para mirar, para disfrutar desde adentro de la casa como transición entre lo privado y lo público.

El espacio público está fuertemente consolidado, contiene elementos arquitectónicos con referencias individuales de valor histórico y cultural de gran contenido simbólico para la memoria del lugar. Con el fin de mantener estas características, que valorizan el área, se han establecido lineamientos tendientes a regular las intervenciones que se realicen en el lugar.