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Hace muy pocos días reabrieron la Plaza Noruega, en el barrio de Belgrano, luego de varios meses de arreglos. Quedó realmente impecable y está diseñada separando un espacio para la gente y otro para aquellos que pasean sus propios perros y para paseadores. En cada entrada hay un cartel que indica lo que está aceptado y lo que está prohibido en la zona exclusivamente para la gente. Esto último incluye la entrada con canes a menos que sean perros guías, y con correa. El jueves por la noche, una señora entró al parque con sus dos hijos pequeños y sus dos perros, a los que inmediatamente dejó libres, para que corrieran entre los juegos y el césped. Pensando que no había visto aún el espacio para perros y el cartel indicador, le informé educadamente de esta posibilidad. Su respuesta fue: “Sí, sí, divertite vos también”. Apenas unos minutos más tarde, por lo menos cuatro personas entraron a esta área con perros y casi hay que agradecer que los tuvieran con correa.
Sin ser adivino, ya estoy viendo esta hermosa plaza sucia de excrementos en el pasto y en los juegos, tal como estaba antes del arreglo. ¿Habrá que poner guardianes para vigilar que los mismos vecinos del barrio tengan una conducta civilizada? ¿A esto llegamos?
Andrés Scheimberg
DNI 13.080.010