“La solidaridad es la herramienta para salvar al mundo”
Si algún paliativo tenemos al referirnos a la situación mundial donde prolifera la violencia, la injusticia social y los desastres naturales, este sería la solidaridad.
Si al pintar nuestra aldea pintamos el mundo, como afirmaba Tolstoi, podríamos hablar de lo que ocurre a nuestro alrededor, en nuestra ciudad, en el barrio en que vivimos: donde día a día, en virtud de las necesidades más imperiosas, surgen pequeñas asociaciones vecinales, fomentistas u organizaciones no gubernamentales que se ocupan de formar conciencias y predicar con el ejemplo; ¿Cuántos comedores comunitarios funcionan de tal manera, cuántos hogares de padres sustitutos y cuántas redes de emergencia impulsadas por el ejemplo del vecino Juan Carr? ¿Cuántos anónimos solidarios concurrieron prestamente a dar lo que tenían a los sufrientes damnificados por los desastres climáticos? ¿En qué iglesia del país se ignora la colecta anual de Cáritas y cuántos son los que roban horas al descanso para trasladar el moblaje o la mercadería que tantos argentinos destinan en donación anónima a sus hermanos del interior en desgracia?.
Sin olvidar los voluntarios para leer a los ciegos, para confortar a los internados sin familia, para los creadores de hogares de día para contener a ancianos que viven en soledad o los que fomentan granjas colectivas, escuelas de oficios u hogares para discapacitados o los chicos de la calle.
La mejor manera de transformar definitivamente la sociedad es a través del mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos; la solidaridad propende a ese mejoramiento ayudando al necesitado y enriqueciendo humanamante a quien la practica.
Maria Libonatti-
(vecina de Belgrano)
Be the first to comment