
El área conforma un espacio público muy particular, cuyo protagonista es la barranca. Está rodeado de un entorno arquitectónico en el que prevalecen edificios de renta, representativos del movimiento moderno, en convivencia con viviendas de fines del siglo XIX que potencian el carácter de la plaza.
La comisión de fundadores del Pueblo de Belgrano dividió el terreno de las barrancas en parcelas y las adjudicó a distintos vecinos, pactando obligaciones de construcción con la intención de urbanizar el área. Sin embargo, se construyeron más que nada quintas de veraneo y se dejaron los campos abiertos.
Una de las viviendas más antiguas que se emplazan en el área es la que perteneciera al Dr. Valentín Alsina, y posteriormente a la familia Atucha, proyectada en el año 1806. Sobre la calle La Pampa, con características arquitectónica similares a la vivienda del Dr. Alsina, estaba la quinta del Dr. Corvalán, que luego se transformaría en el antiguo Club Belgrano.
Sobre la Av. Juramento se emplazan edificios de renta característicos de la década de 1930, con un lenguaje racionalista, y realizados, varios de ellos, por el estudio Birabén, Lacalle Alonso y Jorge Kalnay. La normativa protege los valores ambientales del sector y los edificios de valor, dando espacio a la incorporación de piezas de nueva planta que armonicen con el entorno.