Belgrano: Personas & Personajes de mi barrio

Todo comenzó con un par de escarpines…

Muchas veces nos ha deleitado con sus interpretaciones. Asiduo visitante de nuestra comuna, donde interpretó obras de éxito, hoy recuerda con nostalgia sus inicios en las tablas

La primera experiencia teatral fue fallida: “estaba en sexto grado” -cuenta- y debía recitar algunas estrofas del Martín Fierro. Pero me atraganté con semillas de girasol, comencé a toser y a enrojecer. Fue un momento de terror”

Ncido en Lanús, Hugo no tuvo un adolescencia fácil: reprobado en los tres primeros años del secundario en la mayoría de las  materias y acuciado por la necesidad de aportar para ayudar a su familia, tomó la decisión de abandonar las aulas “por incompatibilidad y necesidad”. A partir de allí hizo de tado: fue cadete de zapatero, ayudante de carp’intero, trabajo o ferreterías  y empleado de fábrica. Recién a los 21 años se topó con un anuncio adherido  una pared de San telmo: “Hágase actor”, decía.

El día de su cumpleaños se inscribió. Allí conoció a Marcelo  Lavalle quien lo orientó en sus estudios.Desde entonces nunca abandonó las tablas. Interpretó todo tipo de papeles en teatros independientes, pero era reacio a trabajar en publicidad. Sin embargo, el ver que Ulises Dumond y Norman Brisky aparecían en la pantalla chica promocionando importantes marcas, lo animó a presentarse a los casting publicitarios. Así, el éxito llegó de sorpresa: alguien lo recomendó al director Juan José Jusid, uno de los principales directores en esa especialidad, para una serie de filmes promocionales de un vino muy famoso de la época. Corría la década del 70 y la competencia entre las bodegas era muy fuerte.
En uno de ellos, su esposa en la ficción le daba la grata nueva de su futura paternidad por medio de unos escarpines que el hacía deslizar con sus dedos con una gran emoción que lograba tramitír a todos los televidentes. Y así comenzó el camino exitoso de este gran actor y acaparador de importantes premios.

Hoy, ya maduro , no puede olvidar el comienzo del camino, con ese par de escarpines que venía, inesperadamente, con un pan bajo el brazo…