Una nota publicada en el Diario La nación, informa que caminar por la avenida Cabildo, especialmente desde Sucre hasta Monroe, se torna difícil. Los vendedores ilegales ocupan las veredas con grandes mantas que extienden en el suelo; otros, más organizados, improvisan mesas con cajas y maderas. Instalados en la puerta de comercios que pagan alquiler, impuestos, cargas sociales y sueldos en blanco, exhiben la mercadería que venden a precios más bajos. La actividad se incrementa los fines de semana y feriados.
Al igual que en otros puntos de la Capital, en Belgrano el expendio ilegal va en aumento y degrada al barrio. Según un informe de la Federación de Comercio e Industria de la ciudad de Buenos Aires (Fecoba), en octubre se contabilizaron 219 puestos de manteros sobre Cabildo, 16 más que el mes anterior. Sobre Juramento y en el Barrio Chino suman 85.
“Se está degradando Cabildo. Se está convirtiendo en Avellaneda (la avenida de Flores que fue copada por la venta callejera)”, afirmó Gustavo Acevedo, presidente de la junta de la comuna 13.
Tanto para el funcionario como para los comerciantes, las instituciones no cumplen con su deber de controlar y erradicar estas prácticas. “Es todo robado o trucho. La policía y el gobierno de la ciudad son cómplices; no los sacan”, se quejó Marcelo Firenze, que atiende un local de blanquería sobre la avenida Cabildo.
Si bien la actividad ilegal no alcanza la magnitud que muestra en la zona de Once y la avenida Avellaneda que, con 1790 y 1357 puestos, respectivamente, encabezan el ranking de la venta callejera, en Belgrano la situación empeora con el transcurso de los meses.
“La comisaría 33» de la Policía Federal no hace cumplir la ley de marcas ni el Código Contravencional de la ciudad, que castiga la ocupación del espacio público; nos sentimos muy desprotegidos”, agregó Acevedo, el presidente de la junta de la comuna 13, que abarca Belgrano, Colegiales y Núñez.
El funcionario comentó, con preocupación, que en cuatro oportunidades inspectores locales terminaron en la comisaría cuando cumplían con sus tareas. “Curiosamente, cuando salimos a trabajar siempre hay alguien que agrede físicamente a nuestros inspectores. Los trasladan a los inspectores junto con el agresor”, dijo.
Por denunciar estas anomalías, Acevedo -denunció- sufrió amenazas de muerte en tres ocasiones.
Marcia Hashiba, presidenta de la Agrupación de Centros Comerciales de la comuna 13, explicó que en la problemática confluyen varios actores. “Uno es el mantero, que está en la calle explotado por las organizaciones mafiosas”, indicó. Esas organizaciones, otro de los puntos conflictivos, son las que distribuyen la mercadería y alquilan los espacios. “Hacen creer a los vendedores que están trabajando, pero se trata de una actividad ilegal, no tienen jubilación ni obra social”, recordó.
En tercer lugar, remarcó la necesidad de que los clientes tomen conciencia. “Cuando vos comprás una cosa trucha está manchada de sangre, porque atrás hubo un robo, un asalto o una muerte”, opinó.
La agrupación sectorial realizó varias denuncias en la Unidad Norte de la Fiscalía General de la ciudad y pidió que se adopten las medidas necesarias para terminar con la venta ilegal.
Paralelamente, 92 vecinos elevaron un petitorio para que se erradique de la zona a los manteros.