Adrián Alejandro Ferreiro, el hombre que vivió 12 años en la calle en Scalabrini Ortiz y Santa Fe, murió ayer en el hospital Rivadavia por una infección pulmonar. “Pechito”, como lo apodaban, había desaparecido de la vereda que habitaba junto con sus dos perros.
Hace nueve días, con un cuadro grave de salud, había sido derivado a distintos hospitales y los vecinos se turnaron para cuidarlo, hasta terminar en el Rivadavia, con un coma inducido.
La insólita casa de “Pechito”, al aire libre, llamaba la atención de los caminantes: tenía un televisor con señal de cable, una garrafa para cocinar y un húmedo colchón, generalmente ocupado por dos perros. “Mi vida no es fácil, te habrás dado cuenta”, decía Alejandro, de 40 años.
Era una persona cuidada y querida por los comerciantes y vecinos, pese a que algunos otros pocos moradores de la zona lo rechazaban. “Me vine acá cuando la droga me dejó en la calle. Desde 1998 que no consumí más. Ahora me dedico a hacer mandados a algunos comercios”, comentaba. Nacido en San Miguel, “Pechito” se bañaba en la fuente del Monumento de los Españoles. Antes de ocuparse de su comida, alimentaba a sus perros, “Alberto Cortés” y “Nino Bravo”. “Si sigo en la calle es porque en ningún lugar los aceptan. Me ofrecieron ir a los paradores, pero a ellos no los puedo dejar”, contaba.
Era un agradecido con todos. En especial con una mujer, su madre sustituta, decía. Esa mujer se llama Viviana Fernández y tiene una agencia de lotería en la misma cuadra. Anteayer Viviana dijo a LA NACION que más de mil personas pasaron a preguntar por él.
“Yo guardo sus cosas. Lo esperamos”, dijo. Alejandro no volvió. Murió horas después, mientras otros vecinos lo acompañaban. Ayer, en su vereda, había flores.