En Nuñez: 2003-2012: 9 años sin Lucila

No se olviden de Lucila!

Lucila Yaconis tenía sólo 16 años cuando fue encontrada sin vida junto a las vías del ferrocarril, prácticamente a la vuelta de su casa del barrio porteño de Núñez. La carátula de la causa es intento de violación. Se encontraron restos genéticos, pero se desconoce la identidad del agresor. De la misma manera, se ignora cuántas veces puede haber abusado y matado desde 2003, cuando ocurrió el crimen.

Lucila Yaconis, de apenas 16 años de edad, fue asesinada el lunes 21 de abril del 2003, por la noche, al borde de las vías del ferrocarril Mitre en el barrio de Núñez, a menos de 50 metros de su casa, donde la esperaban sus padres. Antes de morir asfixiada, sus gritos de pedido de ayuda lograron llegar hasta los oídos de un empleado de una fábrica cercana, de apellido López, quien se arrimó hasta el lugar para ver qué pasaba. Sin embargo, cuando el hombre estuvo a pocos metros de la joven, el presunto asesino le salió al cruce y le dijo: “No pasa nada, negro, andá que estoy con mi novia”. López le creyó y se fue. Cuando volvió, ya era tarde. La chica estaba muerta.

Apenas se acercó al alambrado, pudo ver en medio de la oscuridad a una pareja. Un poco temeroso y aún dubitativo, López les chistó como para llamar su atención, para ver si todo estaba bien. “Andate tranquilo, negro, que estoy con mi novia”, fue la respuesta que recibió por parte del hombre, al que describió como una persona joven y de mediana estatura. La chica no habló.
Sin estar muy convencido, pero sin querer meterse tampoco en un problema íntimo de la supuesta pareja, López se alejó y se fue a comprar comida a un negocio cercano. Cuando regresó, media hora después, ya no escuchó nada, lo que lo intrigó profundamente. Por ello, pese a sus reparos, volvió a asomarse al alambrado y vio sobre el pasto que cubre el terraplén de las vías un bulto negro que le llamó la atención. “Inmediatamente se fue hasta la avenida Libertador y le dijo al policía que estaba de custodia lo que había visto, pidiéndole que lo acompañara hasta el lugar, donde el agente certificó que la chica estaba muerta”, explicó Niceto, el dueño de la empresa de reparación de ascensores. Eran sólo las ocho de la noche.