Entre los remedios naturales que no causan temidos efectos secundarios están las grasas omega-3, capaces de reducir los índices elevados de colesterol, prevenir ataques cardíacos al proveer de mayor y mejor fluidez a la circulación, relajar la musculatura y reducir la inflamación.
La dieta mediterránea europea, ampliamente estudiada por los científicos debido a la creciente longevidad de los habitantes cercanos al mar que le da nombre, comprobaron que la ingesta de determinados peces y crústaceos, el abundante consumo de aceitunas embebidas en su propios óleos y la utilización diaria de una cucharada a cucharada y media de aceite puro de oliva, extra virgen y de primera presión, originaban un menor índice de grasas y colesterol maligno en sangre y una mejor respuesta al crecimiento de las necesarias prostanglandinas serie 1, que influyen decididamente en el comportamiento físico y mental. En pueblos de pescadores allendes al Meditarráneo tanto en España, como en Italia y Grecia, se produjo un interesante aumento de la edad de sus pobladores debido a la protección de diversos elementos naturales que previenen y contrarrestan una serie de afecciones.
Las grasas omega-3 se encuentran en algunos pescados de agua fría (como el salmón, por ejemplo) y en las semillas de lino, pero en las farmacias también pueden adquirirse en forma de cápsulas.
Una dieta combinada que incluya verduras frescas como el bróccoli, la coliflor y el repollo, ayudan a depurar las toxinas y son eficaces en una variada lista de afecciones.
La moderna medicina indica que a cada una de las dietas pueden agregarse -salvo opinión en contrario de su médico- productos que contengan soja orgánica (aunque es difícil de conseguir resulta más sana que la denominada transgénica) ya que contienen fitoestrógenos, que facilitan la reducción de los níveles de estrógenos.
Las vitaminas B -tanto en alimentos naturales como en complejos farmaceúticos- son de utilidad para disminuir y evitar los calambres y para el buen comportamiento de la función hepática, ya que el hígado es uno de los responsables de metabolizar el estrógeno. Las vitaminas del grupo E son, a su vez, eficaces antioxidantes pues combaten los radicales libres, pero la cuota diaria no excederá la dosis que aconseje el médico tratante. Como diría un conocido conductor televisivo, también en medicina “todo tiene que ver con todo”
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